Ciudad caribeña y mestiza, de mar y montañas; de gente alegre y hospitalaria. Nada le es ajeno de Cuba, de la que en su historia ha sido capital, cuna, inspiración y presencia. Adaptadas al relieve, las calles santiagueras, ondulantes, suben y bajan en cualquier dirección, y ese ritmo termina por contagiarlo todo. Tal vez es por eso que esta sea tierra de música, ron y carnavales. El Parque Céspedes y sus alrededores en el centro histórico, el Castillo de San Pedro de la Roca del Morro, Patrimonio Cultural de la Humanidad; el Gran Parque Natural de Baconao, Reserva Mundial de la Biosfera, son apenas el comienzo. La regla de oro a seguir en Santiago de Cuba es dejarse llevar, perderse entre sus calles, fundirse con su pueblo cálido y jovial.
Junto a Cartagena de Indias, en Colombia, esta es la única ciudad de Latinoamérica que posee la Manzana de Oro, galardón concedido por la Federación Internacional de Periodistas y Escritores de Turismo (FIJET). Este premio es concedido a aquellos destinos vacacionales, pueblos y ciudades, que más se han destacado en las últimas décadas en la calidad y respeto al medio ambiente, al patrimonio artístico y cultural, a las tradiciones y a las más exquisitas práctica de los servicios de los profesionales del turismo.